Prólogo para el volumen 8 de “Esther y su mundo”.
Cliente: Editorial Glénat
Cuando Antonio Martín -editor de Esther y su mundo– me pidió que escribiera el prólogo del volumen 8 de la célebre saga, no me lo podía creer. Resulta todo un honor formar parte (aunque sea modestamente) del mayor fenómeno del cómic para chicas en nuestro país. Especialmente, cuando se trata de una de las lecturas más queridas de mi infancia.
“Somos lo que leemos. Con Esther, tumbada sobre la cama, aprendí mis primeros derechos como lectora. Lejos de lecturas impuestas los tebeos me autorizaban a manosear, releer y compartir, saltando de una viñeta a otra. Luego estaba el nerviosismo de la anticipación. La lenta espera del cómic a los quioscos, tal como sucede ahora de nuevo gracias a Glénat.
Una maravillosa sensación que conecta con las lecturas de mi infancia. Por alguna extraña razón llega un momento en el que las desterramos. La emoción, el riesgo y el misterio dan paso a otras lecturas más adultas. Luego, cuando prescindimos de los aburridos cánones académicos, volvemos al punto exacto en el que nuestra imaginación echó raíces. Sólo entonces estamos preparados para apreciar la fuerza narrativa de los autores con los que crecimos”.